jueves, 26 de abril de 2007

Tarea 28 de abril

¿Hay fuentes reales de felicidad?

Es una pregunta difícil que amerita un aromático café recién molido y un sillón cómodo para reflexionar.
Para empezar no puedo asegurar que la realidad existe porque no es tangible, es subjetiva y corresponde a la experiencia y modo mental de cada quien.
Un parámetro para saber si algo es real o ficticio podría ser el significado de las cosas que vemos en un tiempo y espacio, pero tampoco porque entonces quiere decir que aquello que no vemos no es real y si consideramos que el alcance de nuestros sentidos es muy corto debemos rechazar esta opción.
No me pueden negar que hay cosas que no vemos, pero existen o creemos que existen y también hay quienes ven cosas, pero sólo en su imaginación por un estado alterado de la mente.
Cada quien puede ver una realidad distinta y desde su ángulo es distinta a la de cualquiera.
La realidad puede ser ayer, hoy o mañana, ¿cómo saberlo?, ¿esta es mi realidad? En apariencia sí, pero cómo saber si esto no es algo que me ha sacado de la realidad.
Del mismo modo las fuentes de felicidad existen y no. Existen porque nosotros le damos ese valor a las cosas físicas o espirituales, es diferente para cada persona según su edad, cultura, región donde vive, escolaridad, experiencias de vida, idioma etc.
Pero no existen porque cada una de ellas son subjetivas, están en la mente de cada uno y hasta pueden tener distintos significados según las variantes descritas.
Los seres humanos, creo que por naturaleza, nos aferramos a todo porque somos egoístas, me atrevería a decir que somos la única especie del planeta que destruye y es autodestructiva.
Desde la prehistoria, cuando dejamos de ser nómadas, nos aferramos a un espacio, y luego a delimitarlo para impedir que otros se beneficien con él, aunque en nuestra vida tal vez nunca lo podamos aprovechar sus recursos.
Nos aferramos a las cosas que compramos, a las que nos regalan, a los juguetes de niños, a los inmuebles, los coches o el dinero de grandes, a los dioses, a nuestro cuerpo, a la vida y a la muerte, sino creen piensen en los que se suicidan.
Cuando alguien nos quita algo hasta sentimos dolor interior por esa pérdida y hay quien da la vida por defender sus cosas, (vean los periódicos donde casi a diario hay casos de gente herida o asesinada por tratar de impedir que les robaran algo, por ejemplo, pero también el delincuente se aferra a poseer cosas materiales y se aferra a conseguirlas a como de lugar para sentirse feliz) es resultado de que en nuestra cultura dicen que vales por lo que posees y nos hacen creer que es el camino para alcanzar la felicidad cuando la felicidad tampoco está en el valor en pesos de las cosas, sino en el espiritual, en el corazón, en la mente, en el estómago, o donde la quieras poner, pero dentro de ti.
Entonces hay que pensar qué cosas valen la pena defender y no aferrarse a ninguna, sólo que sea para el bien de la humanidad. ¿En dónde están esas cosas? en tu mente.


JAVIER GARDUÑO
Maestría-PART

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